53 Octubres debería ser suficiente testimonio para declarar el otoño en una vida.
Pero una vida es mucho más que el círculo que pueden dibujar las estaciones.
Es cierto que el sol parece empeñarse cada Octubre en colorear las hojas en los bosques.
Con sus rojizos atardeceres, a veces un arco iris se asoma tras la lluvia que humedece la alfombra de hojas secas que nos deja Octubre
Las lunas, también en Octubre, dibujan siluetas únicas en la noche y sin duda, cobijan la poesía.
Y hasta los ríos parecen adquirir tonos distintos cuando aceptan sobre sus aguas el peso de las hojas en los Octubres.
Pero Octubre es también despiadado a su manera y desnuda hasta la última rama de los árboles, a pesar del invierno que se acerca.
Sí, Octubre es bello y como la sangre nos da vida; pero Octubre es insistente y nos marca con firmeza el devenir del tiempo.
53 Octubres me hacen pensar en muchas cosas y hoy miro a los Octubres que pasaron.
Octubres llenos de potencialidad y de esperanza al saludar el nuevo ciclo solar que gracias a la madre que me parió se repetían cada año.
Pero Octubres que, pasado ya algo más de medio siglo junto a ellos, también me recuerdan que el tiempo no sólo se cuenta por Octubres, sino por cada día, cada hora, cada minuto y segundo en los que aún se nos permite respirar.
-15 octubre 2020, Regent’s Park, Londres.
