Abrí los ojos lentamente y la imagen de Iustitia, pero sobre todo la sensación que había dejado en mi pecho el aleteo suave de la mariposa violeta, parecían no dejarme despertar del todo y me mantenían en un dulce estado de ensoñación La mariposa estaba dentro y se movía al mismo ritmo del latido de mi corazón. La sensación del movimiento de sus alas me hacía sentir en paz con mi existencia y con esa embriagadora sensación, comencé a recrear lentamente el sueño. Volaba junto a la mariposa sobre mares azules, algunos claros y otros de tonos oscuros; sobre bosques de intensos verdes y colores pardos sobrevolados por pájaros multicolores. Veía praderas verdes aterciopeladas, salpicadas por flores de colores y por montañas blancas y valles de colores ocres y todo parecía encontrarse en un hermoso y justo equilibrio. Cada elemento, cada paisaje y cada ser vivo recibía y daba equitativamente mediante su presencia y sus acciones. Se podía sentir que las relaciones se establecían de una forma libre, igualitaria y totalmente fraternal. La mariposa me llevó junto a Iustitia, cuya esencia es el equilibrio. Iustitia era una hermosa mujer, de contornos vaporosos y cuya forma precisa era difícil de adivinar entre las nubes. A su lado experimenté una poderosa presencia maternal que como un cálido manto parecía proteger el mundo desde el cielo. Cuando finalmente mis ojos se hicieron a ella y en ese punto me dio la sensación que sintió timidez y una necesidad imperiosa de ocultarse. Como una pequeña niña, se vendó los ojos para expresarme su intención silenciosa. Bajé mi vista de sus ojos y me fije mejor en los símbolos que ostentaba. La balanza de su mano derecha simbolizaba el equilibrio y en la izquierda, con su espada, estaba dispuesta a proteger su secreto; disponible únicamente para quienes viviesen los valores de la Libertad, la Igualdad y la Fraternidad. Me quedé con la imagen de aquella dama con los ojos vendados sosteniendo una balanza y una espada. Iustitia era tímida y fuerte a la vez, requisitos imprescindibles para poder atesorar el secreto del equilibrio universal, de la Justicia, de la tensión eterna entre los pares de opuestos.
Elisabetta Bani "La Papessa"
Junto a los valores de la Libertad, la Igualdad y la Fraternidad, la hermosa dama asumía la forma triple de la Belleza, la Fortaleza y la Sabiduría. Iustitia quería confiar el secreto del equilibrio a una criatura hermosa que apreciase su belleza, de gran fortaleza para su custodia y con la sabiduría suficiente para compartirla con quien fuera digna del mismo. Una criatura generosa y que se moviese por el mundo expresando con armonía la Belleza, la Fortaleza y la Sabiduría. Eutopia, la mariposa violeta, había volado por todo el planeta y conocía bien todos sus seres vivos y también los inertes. No en vano Eutopia recibió su nombre del espacio más sagrado de todo el Universo; el corazón humano, donde la Belleza, la Fortaleza y la Sabiduría existen eterna y simultáneamente en su estado mas puro. Sus bellas y frágiles alas combinadas con la armonía de su vuelo libre y sin orden aparente, impregnaban de color los lugares por donde pasaba. Iustitia la llamó a su lado y mientras las dos flotaban en el cielo le hizo tres preguntas. Iustitia le pregunto en primer lugar: – ¿Que significa para ti la Belleza y la Libertad? Eutopia le contó a Iustitia que sentía gran compasión al observar como entre los seres vivos las personas se esforzaban pero no podían experimentar el éxtasis inherente a la contemplación de la belleza a pesar de su atracción casi obsesiva hacia la misma. “En su afán por atrapar la belleza” continuó Eutopia “a los seres humanos se les escurre la belleza entre los mismos dedos con los que intentan poseerla. Y es que no es fácil entender que la belleza está en constante movimiento y que sólo se experimenta con gran sabiduría y en un corazón abierto y entusiasta. Que no es posible atraparla con las manos, explicarla con la razón o inmortalizarla en una imagen visual.” Eutopia sabía que la Belleza como la Libertad era difícil de ver, salvo en el espacio donde las gatas juguetean con su propio rabo, el lugar donde la belleza es siempre libre y eternamente dueña de si misma. Iustitia satisfecha con la respuesta le formuló la siguiente pregunta: – ¿Qué piensas sobre la Fuerza y que relación tiene con la Igualdad? Eutopia le explicó a Iustitia como descubrió la Fuerza al despertar de un sueño y abandonar su forma de crisálida. Fue al descubrir la gracia de la metamorfosis, el gran poder de la transformación, que Eutopia entendió la verdadera fuerza, aquella que le daba la posición soberana de entre todas las criaturas vivas. “Pero me he dado cuenta” continuó Eutopía “que entre los seres humanos los hombres confundían la brutalidad y la agresión con la verdadera fortaleza y el poder. Los hombres hacía tiempo que habían sometido a las mujeres, que las habían forzado a permanecer calladas. Con su silencio injustamente impuesto, la propia Justicia no podía florecer y la Igualdad, que hacía que todo fuese posible, se había mustiado. Los hombres ansiaban el poder pero estaban atrapados por la desigualdad que gravitaba entre los pares de opuestos que ellos mismos habían consagrado. Así dividieron la humanidad y las cosas en primer lugar entre femenino y masculino, entre lo fuerte y lo débil, lo superior y lo inferior, arriba y abajo, lo rígido y lo flexible, lo áspero y lo suave, entre múltiples dualidades difícilmente reconciliables. Los hombres no entendían que la fortaleza no estaba en la capacidad de dominar sino en la habilidad de mantener un equilibrio constante que permitiese subsistir a todo, conviviendo en un plano de igualdad con todo lo demás.” Eutopia sí sabía. Ella había aprendido volando entre las flores del bambú que la fortaleza de su caña reside en la capacidad de ser suficientemente flexible para bailar graciosamente entre sus iguales, pese a ser empujada por la fuerza de los vientos. Iustititia creyó comprender a Eutopia y procedió a formular la última pregunta: – ¿Que papel crees que juega la Sabiduría y la Fraternidad en el devenir de la humanidad? En este punto Eutopia había demostrado una gran sabiduría. Iustitia se había dado cuenta de que sabía perfectamente equilibrar su vuelo mediante el movimiento rítmico de sus alas. Había observado también que mediante su vuelo esparcía belleza y poder entre todos los seres vivos que habitaban el planeta. “He observado como las madres de todas las criaturas amaban a sus hijas y a sus hijos y como muchas seres humanas se amaban unas a otras, unos a otros y otras a unos.” Le dijo Eutopia a Iustitia. “Me di cuenta de como al amarse compartían lo que tenían con agrado, se ayudaban mutuamente según lo que necesitaban y sobre todo cuando lo necesitaban. Pero lo mas asombroso era ver que hasta en silencio gozaban de la compañía de quienes amaban y quienes las amaban. El valor del amor y la Fraternidad era lo que verdaderamente les hacía humanos y humanas y sólo en ese amor era posible la Justicia.” Iustitia se acercó a ella y le susurró: “La Libertad es la Belleza mas elevada, La Igualdad es la depositaria de la Fortaleza y sin duda alguna la Sabiduría es conocer el valor de la Fraternidad. Esto es el secreto de la Justicia” Eutopia recibió el secreto y transitó por espacios luminosos hasta que se posó en un lugar donde sólo se podía llegar mediante la contemplación de la Belleza en Libertad, con la Fortaleza que concede la Igualdad y la Sabiduría de quien vive y actúa con Fraternidad. Se posó en ese lugar que como una flor de loto divina embriagaba con su aroma. Desde allí el expandir y el contraer de sus alas se hizo suave y fuerte a la vez y comenzó a expandirse por todo el universo. Desde allí tocó a todos los seres vivos y cuando finalmente llegó al corazón de los hombres, el batir de las alas de Eutopia lo hizo latir con un nuevo palpitar, uniéndose igualitariamente en alianza armónica con las mujeres. Eutopia eligió así el corazón de las mujeres y los hombres como el lugar para establecer y colocar el secreto de la Justicia. Allí moraría siempre, animado por el batir pausado de sus alas, la Belleza de la Libertad, la Fortaleza de la Igualdad y la Sabiduría de la Fraternidad.