Para demasiada gente en este país, nunca es buen momento para ser andaluza o andaluz; sin embargo, tenemos al menos siete buenas razones para serlo, para reivindicar nuestra andalucidad en medio de todo. No sólo por pasión, convicción y reflexión, sino por filosofía, cultura y política, debemos reivindicar nuestra identidad andaluza. Es cierto que hasta a las andaluzas y andaluces se nos ha puesto demasiado fácil olvidar Andalucía, y no necesariamente por vivir fuera de ella, sino, y sobre todo, por vivir fuera de nosotras y nosotros mismos. Sin embargo, hoy más que nunca, necesitamos recuperar la memoria de Andalucía, hablar alto de la nacionalidad andaluza para relacionarnos en plano de igualdad, libertad y solidaridad con todas las otras nacionalidades. Pero no, españolas y españoles, no hablaremos de la nacionalidad mediática que en estos meses sandwich entre las elecciones catalanas y las generales llenan nuestros medios y redes sociales. Hablaremos de nacionalidad desde una perspectiva constitucional siempre, histórica por necesidad, filosófica y, sobre todo, poética por vocación, y para ello tenemos al menos siete razones:
- Porque lo dice el diccionario: La diversidad de nacionalidades en España se reconoce a nivel social en el DRAE , acepción 3ª: “Comunidad autónoma a la que, en su Estatuto, se le reconoce una especial identidad histórica y cultural”. Andalucía lo es.
- Porque Andalucía representa el paradigma universalista de convivencia: Entre una España centrípeta que nos empuja hacia el centro geográfico, y una España centrífuga que nos aleja de él, existe un espacio muy amplio en el que la diversidad nacional y el diálogo de las civilizaciones tienen cabida y merecen reconocimiento. Una diversidad reconocida internacionalmente, que es consustancial a ser andaluz y que así se entiende también a nivel histórico al hablar de Andalucía.
- Porque Andalucía y el concepto mismo de Senado van de la mano: El antifederalismo del artículo 145.1 de la Constitución de 1978 no implica una consagración que ha de permanecer tallada en piedra in saecula saeculorum, y ahora mas que nunca, se impone la configuración de un Estado federal y participativo donde el Senado recupere su protagonismo político, actualmente copado por el Gobierno y el Congreso de los Diputados. Andalucía tiene una tradición de senadores que representan el poder territorial que se remonta al Imperio Romano.
- Porque es precisa una pedagogía de lo andaluz en este país: Tanto para los nacionalistas del culto catalán o vasco que no aceptan otros nacionalismos históricos, como para los que se definen como españoles y se rasgan la vestiduras con la sola mención de una posible nacionalidad andaluza.
- Porque Andalucía lidera con arte, ciencia y cultura: Por más que se insista en los estereotipos folklóricos y se ignore nuestro acento.
- Porque Andalucía tiene la cabeza en los cielos pero está muy pegada a la tierra. Para el progreso económico de Andalucía, es fundamental una reforma agraria profunda, a la vez que potenciar la industria y tecnología agrícola andaluzas. Por extensión territorial, potencial económico y capital intelectual, Andalucía tiene mucho que decir.
- Porque Andalucía es el interlocutor natural entre el Mediterráneo y el Atlántico, el Oriente y las Américas: No sólo por historia y memoria, sino por posición geopolítica, Andalucía puede ser clave en el dialogo de civilizaciones, fundamental para el progreso del resto de comunidades autónomas y Europa.
Por todo lo anterior, hablemos de Andalucía, de nacionalidad andaluza, y hablemos en andaluz.