«Siempre nos quedará el uno a la otra» me gustaría pensar que hoy le diría Bergman a Bogart (esta vez) si tras la promesa de “Casablanca (1942)”, estuviesen en Paris despidiendo el 2020.
Al final, si algo me ha mostrado con fuerza el 2020 es el valor de los afectos de la gente que me rodea.
Saber que nos tenemos mutuamente, no tiene precio. La esperanza sin los afectos no sería posible.
«Siempre nos quedaremos la una al otro» encierra una intención cargada de esperanza por un lado, y por otro, nos evoca el miedo al fracaso, a no volvernos a ver.
Esperanza y miedo
El miedo a la separación, a perder las memorias de los abrazos vividos, y la esperanza de vivirlos de nuevo; de seguir construyendo nuestro futuro, es lo más constante en nuestras vidas.
Y es precisamente esa mezcla de miedo y esperanza que el filósofo sefardí, Baruch Spinoza (1633-1677), identificó como las emociones humanas básicas —las que determinan la experiencia que tenemos de la vida.
Miedo y esperanza son como la cara y la cruz de la vida; tan necesaria una como la otra.
El sociólogo y jurista portugués, Boaventura de Sousa Santos, explica que el miedo y la esperanza se equilibran mutuamente.
Miedos que sin esperanza nos llevan a la desesperación, victimizando nuestras vidas, y esperanzas, que sin una dosis realista de miedo, nos convierten en lunáticos.
Así, cuando estamos cerrando este año 2020 y miro al año que nos queda por delante, me repito, y te repito, que siempre nos tendremos los unos a las otras.
El miedo, la preocupación o hasta la ansiedad que el futuro nos plantea en 2021 es un sentimiento normal, pero no puede secuestrar nuestras vidas.
Cuando me hago consciente del miedo, de ese que a veces es visceral o inexplicable, es cuando me doy cuenta de la importancia de teneros a vosotras y vosotros en mi vida.
Cada una de las personas con las que nos relacionamos a diario importan; a mi me importan mucho. Ya sea amiga o compañera, en cualquiera de las areas de nuestra vida, ver que nos importamos mutuamente, saber que nos tenemos, da ganas de vivir.
La esperanza de saberte ahí, de sentir que tu y yo no nos fallamos, y que ocurra lo que ocurra siempre nos tenemos; es la base de mi esperanza.
Esa esperanza en las personas, en todas las personas, con las que, y mutuamente, hemos elegido convivir y trabajar, es lo que me gusta pensar como «la esperanza de los afectos».
La esperanza de los afectos es la que construimos en el día a día con nuestras palabras, mensajes, interacciones y sobre todo, con la forma en que nos pensamos desde el afecto.
Esa esperanza de los afectos es el único antídoto contra el exceso de miedo, el desencanto y la desesperación. La que nos permite reconstruirnos y repensarnos tras la duda.
La esperanza basada en los afectos requiere corazón y cabeza, razón poética, que diría mi querida Maria Zambrano, andaluza y mujer.
“Cuando el mundo está en crisis y el horizonte que la inteligencia otea aparece ennegrecido de inminentes peligros; cuando la razón estéril se retira, reseca de luchar sin resultado, y la sensibilidad quebrada sólo recoge el fragmento, el detalle, nos queda sólo una vía de esperanza: el sentimiento, el amor, que, repitiendo el milagro, vuelva a crear el mundo.”
María Zambrano (Horizonte)
En este 2021 hagamos(nos) el favor de querernos
En ese afecto poético que construiremos 365 veces este año, con cada día que pase, reflexionemos tambien con atención sobre todo lo que ocurre. Mantengamos la razón muy viva y alerta.
Una razón crítica y poética por igual para manejar, no sólo la información, los proyectos y los estímulos que generemos mutuamente; sino sobre todo, nuestros miedos y nuestras esperanzas.
Ojalá que cada día de este año podamos mirarnos a los ojos, escuchar nuestras voces, o leernos, y saber que nos tenemos las unas a los otros.
Ojalá que sigamos confiando mutua y recíprocamente las unas en los otros, las unas en las otras, los unos en los otros y los unos en las otras. Esa es la esperanza más certera que nos queda.
Aprovechemos para construir con esperanza aquello que nuestros miedos nos impide hacer.
Este 2021 nos pide expresarnos y actuar para hacer una diferencia en este mundo, ahora que aún podemos hacerlo libremente, y mientras podamos hacerlo.
No hay duda que «siempre nos quedaremos los unos a las otras» en este 2021; y si hay duda recuerda que, afectuosamente, siempre estamos aquí.
Regent’s Park, 31 diciembre 2020