
Dos estatuas de la Abogacía que no caerán
“Visitadas más intencionadamente por las palomas que por los humanos, cuando las estatuas son atacadas, saltan del pasado para convertirse en parte de nuestro presente”. – Boaventura de Sousa Santos
“Visitadas más intencionadamente por las palomas que por los humanos, cuando las estatuas son atacadas, saltan del pasado para convertirse en parte de nuestro presente”. – Boaventura de Sousa Santos
Un estudio que se acaba de publicar en Inglaterra arroja algunas conclusiones interesantes sobre la poca importancia que tiene el título de derecho para el ejercicio de la abogacía.
Tenemos la obligación de posicionarnos en defensa de nuestra profesión, y para ello necesitamos muchas manos.
La abogacía independiente es de hecho la abogacía mayoritaria, pero su voz no se oye.
Tras esta breve comparación de notas entre la abogacía en México y España, me gustaría dejar una petición formal a la abogacía española para que no se olvide de mirar a México.
«Las mujeres permanecerán y prosperarán en las firmas jurídicas del futuro sólo, si dichas firmas reconocen los sesgos implícitos que afectan negativamente a la capacidad de las mujeres para avanzar y tener éxito, y aplican medidas concretas para corregir estos sesgos”— Roberta D. Liebenberg.
“Porque siempre se encontrarán algunos que piensen por propia cuenta, hasta entre los establecidos tutores del gran montón, quienes, después de haber arrojado de sí el yugo de la tutela, difundirán el espíritu de una estimación racional del propio valer de cada hombre y mujer, y de su vocación a pensar por sí misma», Kant 1789.
La abogacía institucional como la conocemos está muerta, pero aún no lo sabe.