Granada: En la diversidad de sus granos se encuentra el símbolo de la unidad, la fuente de la risa y la paz mas sublime.
Me encantan las granadas, y en su sabor encuentro las reminiscencias de los vientos de Oriente, dirección cardinal en las honduras de mi alma.
Su zumo se derrama como las aguas de un Mediterraneo de orillas invisibles en Granada, ciudad de unión en la diversidad, que también me encanta.
San Juan de La Cruz, que por cierto, aprendió algunos secretos en Granada, al hablar de la granada invoca la unidad implicita en la diversidad de sus granos, trayendo a nuestro imaginario un símbolo muy antiguo que en el misticimo sufí representa una de las formas de la esencia del conocimiento último.
“Porque, así como de muchos granos de las granadas un solo mosto sale cuando se comen, así de todas estas maravillas… en el alma infundidas redunda en ella una fruición y deleite de amor, que es … bebida divina…”
Para nuestro andalusi universal, Ibn-‘Arabī, la Granada, fruta del paraiso según el Quran, representa la esencia última en la experiencia mística, la articulación de la experencia de unidad en la diversidad.
Pero es mi muy querido Mawlana Jalal-al-Din Rumi, al que por tanto conocer no conocemos nada quien nos habla de la risa de las granadas, esa apertura de la granada madura que deja ver sus granos, multiples y jugosos.
La risa que fluye de la compañía dichosa de quienes traen luz a nuestras vidas, las amigas y los amigos de la Unidad – siempre inmersos en el juego de la diversidad.
The Laughter of the Pomegranates
If you buy a pomegranate,
buy one whose ripeness
has caused it to be cleft open
with a seed-revealing smile.
Its laughter is a blessing,
for through its wide-open mouth
it shows its heart,
like a pearl in the jewel box of spirit.
The red anemone laughs, too,
but through its mouth you glimpse a blackness.
A laughing pomegranate
brings the whole garden to life.
Keeping the company of the holy
makes you one of them
Whether you are stone or marble,
you will become a jewel
when you reach a human being of heart.
Plant the love of the holy ones within your spirit;
don’t give your heart to anything
but the love of those whose hearts are glad.
Don’t go to the neighborhood of despair:
there is hope.
Don’t go in the direction of darkness:
suns exist.
The heart guides you to the neighborhood of the
saints;
the body takes you to the prison of water and earth.
Give your heart the food of holy friends;
seek maturity from those who have matured.