– 6 de Diciembre, día de la Constitución Española y también de su artículo 14.
Calzaba zapatos de hombre y con esos zapatos corrí mundo creyendo entender todo, hasta que ella me gritó
¡No entiendes nada. No puedes entenderme!
Tienes que ponerte en mis zapatos
Ella miraba al suelo. Parecía como si el suelo fuera su único dominio y los zapatos su única realidad.
Miré sus zapatos y sobre ellos una lagrima rodando. Lloré. Lloré porque vi dolor.
Y supe que para entender ese dolor no era suficiente ponerme en sus zapatos, tenía que ponerme sus zapatos.
Rebuscando encontré muchos zapatos de mujer ¡muchos!, al menos el 50% o más. No los conté. Eran muchos, tantos que me parecieron demasiados.
Una verdad tan evidente que decidí calzarme zapatos de mujer.
Y es cierto que una cosa es ponerse en los zapatos del otro y otra muy distinta es ponerse los zapatos de la otra.
Comencé a caminar y entendí que mas dificil que calzarse sus zapatos era andar con ellos.
Con mis zapatos de mujer he regresado hoy caminando a casa.
Y en mi casa, donde creía teníamos libertades, derechos y hasta consagrado el principio de igualdad ahora veo que no es así.
Ahora a mi me da por mirar al suelo y me fijo en los lustrosos zapatos de hombres que creen ser felices y parecen entender todo. Hombres que celebran sus libertades, derechos y hasta convencidos de la existencia del principio de igualdad.
Se que ahora en mis zapatos tambien rueda una lagrima y mientras miro al suelo camino con la ilusión que algún día los hombres entiendan.
Yo ya he entendido algo. He comprendido que desde estos zapatos de mujer cuando miramos al suelo lo hacemos desde muy alto.
Miramos desde la altura que nos da sabernos libres e iguales, aunque muchos no entiendan nada.
– Para Zahrah, como no podría ser de otro modo